Resumen
El efecto Pigmalión describe cómo las expectativas, tanto propias como ajenas, influyen en la conducta hasta convertirse en profecías autocumplidas. En educación y en el trabajo, las creencias del docente o del líder pueden potenciar o limitar el desempeño de quienes los rodean. La evidencia reciente muestra que intervenir en las expectativas y en la mentalidad puede mejorar los resultados, especialmente en quienes enfrentan mayores desafíos. En este texto se explica el fenómeno con un lenguaje claro y se proponen estrategias prácticas para cultivar expectativas positivas y realistas, aplicables en la vida personal, académica y profesional.
Introducción
Cuando alguien importante espera algo de nosotros, solemos ajustar nuestro esfuerzo, atención y persistencia para estar a la altura de esas expectativas. Si esperan poco, es común que terminemos ofreciendo poco. Este ciclo de expectativas, comportamiento y resultado se conoce como efecto Pigmalión, y se ha documentado en contextos educativos, en equipos de trabajo y en relaciones cotidianas (Timmermans, Rubie-Davies, & Rjosk, 2018). A la par, las expectativas que generamos sobre nosotros mismos también guían la acción. Cuando estas son altas, pero al mismo tiempo plausibles, tienden a activar la planificación, la búsqueda de ayuda y la práctica deliberada, lo cual se traduce en un mejor desempeño (Pinquart & Ebeling, 2020).
¿Qué es el efecto Pigmalión y por qué ocurre?
Las expectativas se transmiten mediante señales sutiles que influyen en las oportunidades de aprendizaje. Esto se observa en microconductas tales como dedicar más tiempo de espera tras una pregunta, brindar retroalimentación detallada, asignar tareas retadoras o transmitir mensajes de confianza. A través de estas señales se generan oportunidades para que la persona practique y destaque, o por el contrario, se limiten sus posibilidades de desarrollo (Timmermans et al., 2018; De Boer, Timmermans, & Van der Werf, 2018).
Con el tiempo, dichas microoportunidades producen cambios en el esfuerzo, en la motivación y en la autoconfianza del receptor, lo que eleva o reduce su desempeño. En el plano personal, las expectativas que tenemos sobre nosotros mismos se relacionan de forma bidireccional con los logros. Cuando experimentamos buenos resultados, tendemos a esperar más, y cuando esperamos más de manera realista, nuestro rendimiento también suele mejorar (Pinquart & Ebeling, 2020).
¿Qué dice la evidencia reciente?
En la educación, una revisión publicada con motivo del 50 aniversario del efecto Pigmalión sintetizó tanto avances como limitaciones de la investigación en este campo. Este trabajo concluyó que las expectativas del profesorado ejercen una influencia clara. Además, se destacó que las intervenciones diseñadas para capacitar a los docentes en ofrecer retroalimentación de alta expectativa han mostrado efectos prometedores en el aprendizaje (Timmermans et al., 2018; De Boer et al., 2018).
En cuanto a la mentalidad de crecimiento, un experimento nacional con más de doce mil estudiantes reveló que una breve intervención enfocada en este enfoque produjo mejoras en las calificaciones, en especial en alumnos con bajo rendimiento previo. Asimismo, el estudio mostró que la intervención incrementó la inscripción en cursos avanzados de matemáticas (Yeager et al., 2019).
Respecto a las expectativas personales, un metaanálisis que integró 261 estudios encontró asociaciones moderadas entre lo que los estudiantes esperan lograr y lo que efectivamente alcanzan, concluyendo que la relación funciona en ambos sentidos. En otras palabras, las expectativas realistas no solo reflejan el nivel de logro, sino que también pueden impulsarlo hacia adelante. De manera complementaria, una revisión sistemática reciente destacó prácticas docentes que ayudan a modelar expectativas equitativas y comportamientos en el aula coherentes con dichas expectativas (Pinquart & Ebeling, 2020; Aydın & Ok, 2022).
Estrategias prácticas para cultivar expectativas positivas y realistas
El establecimiento de expectativas efectivas requiere combinar claridad, evidencia y acompañamiento. En el plano personal, resulta útil definir metas que estén respaldadas por información concreta, registrar los avances y fijar un siguiente paso verificable. También se recomienda emplear técnicas como el método WOOP o MCII, que consisten en anticipar los obstáculos más probables y preparar planes de acción del tipo “si ocurre X, entonces haré Y”. Otra herramienta práctica es el diario 3E más Ajuste, que permite cerrar cada día revisando la expectativa inicial, la evidencia lograda, el esfuerzo invertido y un ajuste específico para el día siguiente.
Cuando se trata de influir en otras personas, ya sea en la escuela, el trabajo o en proyectos colectivos, las expectativas pueden expresarse a través de conductas observables y verificables. Resulta clave ofrecer retroalimentación de alta expectativa, que combine calidez, reto y un camino claro a seguir. Asimismo, los planes compartidos basados en la fórmula “si–entonces” permiten que los equipos anticipen dificultades y acuerden respuestas conjuntas. Para garantizar un trato justo, es recomendable rotar las participaciones, distribuir las tareas más desafiantes y monitorear las oportunidades de liderazgo, con el fin de evitar sesgos y asegurar la equidad (Aydın & Ok, 2022; De Boer et al., 2018).
Existen herramientas que pueden facilitar la implementación de estas estrategias. Por ejemplo, una plantilla WOOP o MCII (un ejercicio para definir deseos, resultados, obstáculos y planes de acción) puede usarse en tutorías o sesiones de equipo. Una tarjeta de expectativas (una tabla simple con tres conductas clave y tres indicadores observables) puede colocarse en espacios visibles de trabajo. El diario 3E con Ajuste (un registro semanal que incluye expectativa, evidencia, esfuerzo y un ajuste específico para mejorar) se puede aplicar de manera constante. Finalmente, la matriz de oportunidades (una hoja de seguimiento que distribuye de manera equitativa tareas retadoras, retroalimentación detallada y espacios de exposición) ayuda a garantizar que todos los integrantes reciban apoyos balanceados.
Buenas prácticas para no caer en positividad tóxica
El manejo de las expectativas debe evitar caer en una visión ingenuamente optimista. Por ello, es importante tratarlas como hipótesis que deben verificarse con datos en lugar de considerarlas etiquetas permanentes. También resulta más útil emplear un lenguaje centrado en el proceso, con expresiones como “aún no” o “siguiente paso”, en lugar de hablar en términos de rasgos fijos. Finalmente, el reto debe ajustarse siempre a la zona de desarrollo de la persona, de modo que altas expectativas se acompañen de apoyos concretos que las hagan alcanzables.
Conclusiones
El efecto Pigmalión no es un fenómeno mágico, sino un proceso que opera mediante microconductas capaces de abrir o cerrar oportunidades. La investigación reciente ha mostrado que intervenir en las expectativas, tanto propias como ajenas, y en la mentalidad de crecimiento, puede generar mejoras significativas, sobre todo en quienes más lo necesitan. Practicar expectativas altas, específicas y justas, junto con apoyos claros y planes de acción, contribuye a crear contextos en los que las personas puedan comprobar y desarrollar su propio potencial.
Referencias
- Aydın, Ö., & Ok, A. (2022). A systematic review on teacher’s expectations and classroom behaviors. International Journal of Curriculum and Instructional Studies, 12(1), 247–274. https://doi.org/10.31704/ijocis.2022.011
- De Boer, H., Timmermans, A. C., & Van der Werf, M. P. C. (2018). The effects of teacher expectation interventions on teachers’ expectations and student achievement: Narrative review and meta-analysis. Educational Research and Evaluation, 24(3–5), 180–200. https://doi.org/10.1080/13803611.2018.1550834
- MidJourney. (2025). Plataforma de generación de imágenes mediante inteligencia artificial. https://www.midjourney.com
- Pinquart, M., & Ebeling, M. (2020). Students’ expected and actual academic achievement – A meta-analysis. International Journal of Educational Research, 100, 101524. https://doi.org/10.1016/j.ijer.2019.101524
- Timmermans, A. C., Rubie-Davies, C. M., & Rjosk, C. (2018). Pygmalion’s 50th anniversary: The state of the art in teacher expectation research. Educational Research and Evaluation, 24(3–5), 91–98. https://doi.org/10.1080/13803611.2018.1548785
- Yeager, D. S., Hanselman, P., Walton, G. M., Murray, J. S., Crosnoe, R., Muller, C., Tipton, E., Schneider, B., Hulleman, C. S., Hinojosa, C. P., Paunesku, D., Romero, C., Flint, K., Roberts, A., Trott, J., Iachan, R., Buontempo, J., Yang, S. M., Carvalho, C. M., … Dweck, C. S. (2019). A national experiment reveals where a growth mindset improves achievement. Nature, 573(7774), 364–369. https://doi.org/10.1038/s41586-019-1466-y
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