Introducción
La inteligencia artificial (IA) forma parte de nuestra vida cotidiana: nos recomienda contenido, responde preguntas y hasta simula conversaciones humanas. Sin embargo, una de las áreas más controversiales es la inteligencia artificial emocional (IAE), que busca que las máquinas “comprendan” y reaccionen ante nuestras emociones. ¿Puede una IA llegar a entendernos como lo hace una persona o un terapeuta? Esta es una pregunta que toca tanto la tecnología como la psicología humana.
¿Qué es la inteligencia artificial emocional?
La IAE es una rama de la inteligencia artificial que combina el aprendizaje automático con el análisis emocional proveniente de expresiones faciales, voz, lenguaje corporal y contenido verbal (Calvo et al., 2018). Herramientas como Affectiva, Replika o Ellie han sido diseñadas para reconocer señales emocionales humanas. Por ejemplo, Affectiva analiza microexpresiones faciales para detectar emociones como alegría, tristeza o enfado en tiempo real.
¿Cómo “siente” una IA?
Las IA no sienten emociones. Analizan datos y reconocen patrones mediante algoritmos entrenados en grandes bases de datos. Pueden identificar incongruencias entre lo que decimos y cómo lo decimos. Por ejemplo, si alguien afirma estar «bien» pero su tono es monótono y su expresión facial es triste, una IA puede detectar esa incongruencia (Calvo et al., 2018;Picard, 1997).
Diferencias entre la IAE y las relaciones humanas o terapéuticas.
La verdadera distinción está entre la inteligencia artificial emocional (IAE) y las relaciones humanas significativas, como las que se dan con amigos, familiares o terapeutas. Estas relaciones permiten interpretar no solo lo que se dice, sino también lo que se omite: un silencio incómodo, un cambio de tema repentino o una frase incongruente adquieren sentido dentro del contexto emocional compartido. Un terapeuta, por ejemplo, puede identificar patrones de evasión a lo largo de varias sesiones, o notar que el discurso verbal no coincide con el lenguaje corporal. Incluso un amigo atento puede percibir cuando “todo bien” no significa lo que parece. La IAE, en cambio, carece de intuición, historia compartida y comprensión profunda del contexto, por lo que su capacidad para interpretar la complejidad humana sigue siendo limitada (McStay, 2020).
¿Puede una IA entendernos de verdad?
La IAE puede ofrecer respuestas empáticas y detectar emociones básicas, pero no comprende el trasfondo emocional. No puede interpretar la historia emocional de una persona ni entender contextos culturales o personales complejos. Esto limita su utilidad en procesos donde la relación humana es clave, como en la psicoterapia (Calvo et al., 2018; Picard, 1997).
Potencial y riesgos
La IAE tiene aplicaciones útiles, como adaptar el aprendizaje al estado emocional del estudiante o detectar signos de ansiedad en una videollamada médica (Microsoft, 2023). Sin embargo, su uso plantea riesgos éticos como la vigilancia emocional y el uso comercial de datos emocionales.
¿Quién protege tus emociones cuando son datos?
Recomendaciones para jóvenes.
1. Usa tecnología con conciencia. La IAE puede ser útil, pero no reemplaza una conversación auténtica con un amigo, familia o incluso un psicólogo
2. Si necesitas apoyo emocional, busca a un profesional de la salud mental. Aplicaciones como Woebot pueden ser un buen acompañante, pero no sustituyen la terapia (McStay, 2020).
3. Protege tu privacidad: antes de usar apps con IAE, revisa sus políticas de datos.
4. Desarrolla tu propia inteligencia emocional: hablar con amigos, expresar lo que sientes y entender cómo funcionan tus emociones es clave.
Conclusión.
La inteligencia artificial emocional representa un gran avance tecnológico, pero su comprensión de la complejidad humana aún es limitada. No puede reemplazar la complejidad emocional, narrativa y contextual de un terapeuta humano. Podemos beneficiarnos de su uso, siempre y cuando no olvidemos que la verdadera empatía, intuición y conexión siguen siendo profundamente humanas.
Referencias.
• Calvo, R. A., D’Mello, S., Gratch, J., & Kappas, A. (2018). The Oxford Handbook of Affective Computing. Oxford University Press. https://doi.org/10.1093/oxfordhb/9780199942237.001.0001
• McStay, A. (2020). Emotional AI: The Rise of Empathic Media. SAGE Publications.
• Picard, R. W. (1997). Affective Computing. MIT Press.
• Microsoft. (2023). Responsible AI Standard. https://www.microsoft.com/en-us/ai/responsible-ai
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