Resumen.
Introducción.
1. ¿Por qué la era digital eleva el estrés?
La tecnología ofrece beneficios claros: acceso inmediato a información, comunicación instantánea y oportunidades de aprendizaje. No obstante, el uso excesivo de redes sociales y la sobreestimulación de notificaciones pueden causar fatiga mental (Sohn, Rees, Wildridge, Kalk, & Carter, 2019). La presión de mantenerse actualizado en todo momento y la comparación constante con la vida de los demás pueden generar sentimientos de ansiedad y baja autoestima.
La PCC explica que nuestras emociones y comportamientos están influenciados por la forma en que interpretamos los eventos cotidianos. Por ejemplo, cuando vemos las publicaciones «perfectas» de otra persona en redes sociales, podemos llegar a creer que nuestra propia vida es insuficiente, lo cual aumenta el estrés (Beck, 2021). Aprender a identificar y cuestionar estos pensamientos negativos es clave para reducir la ansiedad.
2. Estrategias cognitivo-conductuales para afrontar el estrés.
-
Identificación de pensamientos negativos: Lleva un registro de aquellos pensamientos que te generan ansiedad o estrés. Anótalos en una libreta o en una aplicación. Pregúntate si son razonables o exagerados. Al cuestionar la veracidad de estas creencias, podrás reemplazarlas por otras más constructivas (Beck, 2021).
-
Técnicas de relajación: Ejercicios de respiración diafragmática, meditación y relajación muscular progresiva pueden reducir la ansiedad en momentos críticos. La investigación sugiere que el mindfulness y la meditación pueden ser herramientas eficaces para regular el estrés (Kabat-Zinn, 2013).
-
Exposición gradual: Si ciertas situaciones online (como videollamadas grupales o publicaciones en redes) te generan miedo, considera exponerte a ellas de manera progresiva. Empieza con pequeñas interacciones y aumenta la intensidad gradualmente. Esto permite al cerebro adaptarse a la situación de forma menos estresante (Rachman, 2015).
-
Reestructuración cognitiva: Este proceso consiste en cambiar la forma de interpretar un evento. Por ejemplo, si piensas «tengo que estar disponible 24/7 o no me querrán», cuestiona esa idea. Pregúntate qué evidencias reales tienes para creerlo. Reemplaza la creencia por un pensamiento más equilibrado como: «Puedo cuidar mi tiempo libre y aun así mantener relaciones saludables» (Beck, 2021).
3.Herramientas digitales para controlar la ansiedad (gratuitas o con opciones sin costo).
La tecnología también puede ser aliada en la reducción del estrés. A continuación, algunas sugerencias enfocadas en servicios o aplicaciones gratuitas (o con secciones sin costo):
- MindShift (gratuita): Diseñada especialmente para manejar la ansiedad, ofrece consejos, estrategias de relajación y ejercicios de respiración (Firth, Torous, & Nicholas, 2017).
- CBT Thought Diary (gratuita con funciones premium opcionales): Te permite llevar un registro de tus pensamientos negativos y trabajar la reestructuración cognitiva de manera sencilla (Beck, 2021).
- Insight Timer (gratuita con contenido adicional opcional): Dispone de miles de meditaciones guiadas y prácticas de mindfulness para todos los niveles (Kabat-Zinn, 2013).
- Smiling Mind (totalmente gratuita): Ofrece programas de meditación y mindfulness para diferentes edades y contextos.
- Daylio o MoodPanda (versiones gratuitas): Apps de seguimiento de estado de ánimo que permiten registrar tus emociones diarias e identificar patrones que te ayuden a reconocer factores desencadenantes (Firth, Torous, & Nicholas, 2017).
- Limitar notificaciones: Ajusta la configuración de tu smartphone para recibir solo las notificaciones esenciales. Android y iOS cuentan con herramientas de «Bienestar Digital» o «Tiempo en Pantalla» para limitar el uso excesivo (Twenge, 2017).
- Tecnología de bienestar: Muchas plataformas tienen opciones de «bienestar digital» que rastrean tu uso y te avisan cuando pasas mucho tiempo en una aplicación. Usar estos avisos de manera consciente puede ayudarte a establecer límites saludables (Sohn et al., 2019).
4. Consejos prácticos y rutinas diarias
- Establece horarios de desconexión: Programa un momento del día para alejarte de las pantallas y realizar actividades como leer, dibujar o caminar.
- Practica la gratitud: Lleva un diario donde anotes cosas positivas que te sucedieron. Esto fomenta un enfoque más optimista ante la vida (Kabat-Zinn, 2013).
- Haz ejercicio regularmente: Está demostrado que la actividad física reduce la ansiedad y el estrés al liberar endorfinas (Rachman, 2015).
- Habla de tus preocupaciones: Compartir lo que sientes con amigos, familiares o un profesional de la salud mental te ayudará a procesar tus emociones.
5. Conclusión
En la era digital, el estrés y la ansiedad pueden intensificarse debido a la sobreexposición y la comparación constante. Sin embargo, mediante herramientas de la psicología cognitivo-conductual, es posible identificar y reestructurar los pensamientos negativos que surgen en estos entornos. Además, las aplicaciones y recursos tecnológicos pueden convertirse en aliados valiosos para llevar un registro de nuestro estado emocional, practicar técnicas de relajación y establecer límites saludables.
La clave está en mantener un equilibrio entre la conexión digital y el cuidado de nuestra salud mental. Al reconocer nuestras necesidades, establecer límites y aplicar estrategias cognitivo-conductuales, podremos experimentar una relación más saludable con la tecnología y, al mismo tiempo, mantener una buena salud mental en este mundo conectado (Beck, 2021).
Bibliografía.
- Beck, J. S. (2021). Cognitive Behavior Therapy: Basics and Beyond (3rd ed.). The Guilford Press.
- Firth, J., Torous, J., & Nicholas, J. (2017). Can smartphone mental health interventions reduce symptoms of anxiety? A meta-analysis of randomized controlled trials. Journal of Affective Disorders, 218, 15-22.
- Kabat-Zinn, J. (2013). Full Catastrophe Living: Using the Wisdom of Your Body and Mind to Face Stress, Pain, and Illness. Bantam Books.
- Keles, B., McCrae, N., & Grealish, A. (2020). Social media and adolescent mental health: A meta-analysis. Journal of Adolescence, 79, 44-68.
- Rachman, S. (2015). Anxiety: Clinical Psychology Review. Elsevier.
- Sohn, S., Rees, P., Wildridge, B., Kalk, N. J., & Carter, B. (2019). The association between screen time and mental health in young people: A systematic review of longitudinal studies. BMC Public Health, 19(1), 1-11.
- Twenge, J. M. (2017). iGen: Why Today’s Super-Connected Kids Are Growing Up Less Rebellious, More Tolerant, Less Happy—and Completely Unprepared for Adulthood. Atria Books.
Deja una respuesta